A lo largo de las décadas, debido a la preocupación por la salud pública, la industria del tabaco ha intentado encontrar formas de hacer que el consumo de cigarrillos sea menos peligroso. Algunos de los cambios, como el agregado de filtros y la comercialización de cigarrillos “suaves”, fueron una ilusión de reducir el daño. Fueron éxitos de comercialización que en realidad no redujeron el daño a los consumidores. Hoy en día, los cigarrillos electrónicos y el vapeo han ganado reputación como una forma más segura de consumir nicotina y, posiblemente, como una forma de dejar los cigarrillos combustibles. La nicotina es el ingrediente activo del tabaco, es responsable de sus efectos placenteros y es una de las sustancias más adictivas conocidas.
En esta editorial, analizo los daños relativos del vapeo en comparación con el tabaquismo y las pruebas sobre la eficacia de los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar.
- El vapeo de cigarrillos electrónicos es menos nocivo que fumar cigarrillos.
Pocas cosas son tan peligrosas como fumar un cigarrillo combustible tradicional. Los cigarrillos causan la muerte en dos de cada tres usuarios a largo plazo. Si se comparan con los cigarrillos, es probable que los cigarrillos electrónicos sean menos peligrosos por unidad, pero eso no significa que el vapeo sea completamente seguro o saludable.
Cuando las personas inhalan el humo de un cigarrillo, llevan nicotina y otras sustancias químicas a sus pulmones, donde esas sustancias químicas entran en el torrente sanguíneo y luego viajan rápidamente al cerebro. El vapeo sigue la misma ruta, salvo que en lugar de quemar hojas de tabaco para liberar la nicotina, los cigarrillos electrónicos de plástico usan baterías para calentar el líquido que contiene la nicotina y convertirlo en un aerosol. El aerosol inhalado transporta la nicotina y algunas otras sustancias químicas a los pulmones, al torrente sanguíneo, y luego pasan rápidamente al cerebro. El suministro rápido de altos niveles de nicotina al cerebro es lo que crea la adicción. Dependiendo del dispositivo, las personas pueden volverse tan adictas al vapeo como al tabaquismo.
Tanto el vapear como el fumar pueden aportar muchas sustancias además de la nicotina, incluidas partículas ultrafinas, metales pesados, compuestos orgánicos volátiles y otras sustancias químicas cancerígenas. Sin embargo, los niveles de estos tóxicos suelen ser mucho más bajos con el vapeo que con el tabaquismo. Por este motivo, si una persona es un fumador crónico y empedernido, el cambio completo al vapeo debería resultar menos perjudicial. Sin embargo, el uso doble (tabaquismo más vapeo) no proporciona ningún beneficio para la salud y es bastante frecuente. La adopción del vapeo por parte de los jóvenes que de otro modo no fumarían cigarrillos es un grave problema de salud pública porque más adolescentes en los Estados Unidos están exponiendo su cerebro a la nicotina que en años anteriores.
- Los sabores de los cigarrillos electrónicos enganchan a los niños y pueden dañar las células de los pulmones.
Más de 8 de cada 10 adolescentes de EE. UU. que declaran consumir cigarro electrónico afirman utilizar un cigarrillo electrónico sin sabor a tabaco. Se utilizan productos químicos para crear los sabores (p. ej., mango, menta, sabores de caramelo) que contribuyen a la popularidad de los cigarrillos electrónicos entre los jóvenes. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC) informan que entre los adolescentes que usaron el vape nicotina el mes pasado, el 83 % usó un producto sin sabor a tabaco. Se ha demostrado que varios de los productos químicos utilizados para crear ciertos sabores como el pulegone (menta) y el diacetil (sabor cremoso) dañan las células de los pulmones. Aunque estos productos químicos tienen la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration, FDA) para usarse en otros productos de consumo, pueden tener efectos nocivos cuando se calientan y se inhalan repetidamente en los pulmones. El vapeo puede causar daños permanentes en las vías respiratorias pequeñas de los pulmones y afectar las funciones inmunitarias de los pulmones.
- Se desconocen los efectos a largo plazo del vapeo.
Si bien los efectos documentados del vapeo de nicotina incluyen tos crónica, bronquitis, exacerbación del asma y neumonía, los cigarrillos electrónicos no tienen la antigüedad suficiente como para que los investigadores determinen los riesgos a largo plazo asociados con su uso. También hay mucha variabilidad en los productos, lo que complica los estudios. La variabilidad y la falta de conocimiento sobre la seguridad del producto se debe a la forma en que los cigarrillos electrónicos entraron en el mercado estadounidense y, hasta la fecha, no se han regulado en gran medida. Un tribunal determinó que los cigarrillos electrónicos son productos de tabaco y decidió que podían permanecer en el mercado abierto siempre y cuando las empresas no hicieran declaraciones terapéuticas. Es decir, las empresas de cigarrillos electrónicos no podían afirmar que ayudaran a las personas a dejar de fumar. Las empresas fueron creativas y, en su lugar, comercializaron sus productos como dispositivos “de cambio” o utilizaron nombres con una raíz latina como “Fin” para sus productos. Con la falta de regulación, se desarrollaron y vendieron miles de líneas de productos diferentes, que varían enormemente en la potencia de la batería, los sabores, los niveles de nicotina y otros componentes. El fallo del tribunal también afectó a la investigación. En EE. UU., los investigadores no pueden estudiar los cigarrillos electrónicos en ensayos controlados aleatorizados para ver si realmente ayudan a las personas a dejar de fumar.